viernes, 29 de julio de 2011

Dia Trece: Angie

Sólo lloraba y lloraba y decía que su familia debía saber de ella. Luego del nombre y mientras de manera inconsolable yo trataba de serenarla observé el uniforme que llevaba. Sobre la parte frontal decía su nombre y debajo el título: odontóloga. Luego supe que trabajaba en el centro médico imbanaco, que iba hacia su trabajo cuando se le cruzó un infectado y por querer evadirlo había chocado fuertemente. Luego vió al infectado pararse y quere ir a morderla ante lo cual corrió hacia la primera casa que vió: la mía. El resto ya lo he comentado. Mientras el agua y el tiempo hacían el trabajo de calmarla observé hacia afuera de nuevo. El concejal seguía en el piso luego del violento golpe. Sigo sin entender: qué ha desatado este desorden sin nombre? y exactamente: qué tipo de infección es esta?. Mi mente acostumbrada a los rápidos análisis llega a la conclusión que no puede ser la gripa. Simple: yo no me vacuné por mera casualidad al estar fumando mientras hacían esto en el colegio. Y los vacunados resultaron con la infección como es el caso de las profesoras y los estudiantes. Reviso los canales de televisión mientras Angie, la nueva y ocasional visitante se ve mejor aunque su mirada yace perdida....shock, lo que llaman. Nada en televisión nacional, mi celular ya está muerto, en Twitter cada vez menos amigos crean sus tweets pero la sensación es de pánico general, de conjeturas sobre el fin del mundo , de los mayas, de no sé que religión de mierdas. Ahora me siento feliz de contar con otro ser humano cerca, así que establezco diálogo de nuevo:

-Cómo te sientes?
Lo primero que observo luego de mucho tiempo es una enorme y grácil sonrisa, "es odontóloga-pensé como no tendría sonrisa bonita" . Luego: "Oye, muchas gracias, creí que el tipejo ese iba a matarme". Y tú cómo te llamas?.. Javier le dije.
El diálogo giró entonces en que hacíamos cada uno, nuestras familias, parejas, etc. Me dijo que se sentía muy cansada para pensar que hacer en ese momento y le ofrecí mi cama. Agradeció con otra de sus sonrisas perfectas y durmió casi al instante. Que raro-me dije, duerme como si el mundo siguiese su ritmo.
Estaba observándola dormir cuando de repente un ruido en el frente de la casa me sobresaltó. Tome el bate y corrí la cortina para ver. Era uno de los escoltas del concejal caminando igualmente con las piernas arrastradas, como si le pesaran, parecía olfatearel aire mientras miraba a su antiguo jefe. Me llené de terror al pensar que iba a venir hacía mi casa. Estaba en estas dudas cuando de repente observé algo que podría cambiar el rumbo de los acontecimientos, el escolta aún tenía su pistola de dotación en la cintura así como el chaleco con el que mantenían...era hora de sacar los dientes de la madriguera.

1 comentario:

  1. Ay que pesar del jefe!! pero en la vida real angie duerme como lirón, si eso llegara a suceder esa sería exactamente la actitud que ella tomaría... Adormir se dijo! hahahaha. TE AMO!!

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